Enseñando a las Parejas que buscan concebir sobre la importancia de los alimentos con Omega-3
Los médicos señalan que los ácidos grasos Omega-3 son un nutriente fundamental para optimizar la salud durante el embarazo. Sin embargo, a diferencia del ácido fólico, del cual se conocen muy bien los beneficios tanto durante el embarazo como en el período previo al mismo al prevenir defectos congénitos, el valor real de los ácidos grasos Omega-3 apenas ahora se está comenzando a dilucidar a través de la investigación nutricional, comenzando a revelarse la primera información para el público; así las cosas, son pocas las parejas que buscan concebir y saben acerca de los beneficios del Omega-3 o que incluyen Omega-3 como parte de su regimen nutricional previo al embarazo.
El hecho es que publicaciones científicas recientes sugieren que los ácidos grasos de los alimentos con Omega-3 tienen un rol fundamental en la salud del embarazo así como en el desarrollo saludable de tu bebé. Los beneficios de los ácidos grasos Omega-3 son claros, para resumir los más recientes hallazgos podemos decir que el Omega-3…
- Aporta nutrientes vitales para el desarrollo neurológico de tu bebé.
- Promueve el desarrollo de los sistemas cardíaco y respiratorio del bebé.
- Ayuda al desarrollo tanto del cerebro como de los ojos del bebé (desarrollo de los centros visuales).
- Ha demostrado ser capaz de incrementar la función cognitiva y la capacidad de aprendizaje del niño, siendo este efecto cuantificable a los 4 años de edad.
- Aumenta el tiempo de atención de su hijo (un componente medible de la inteligencia durante la infancia temprana) .
- Ayuda a la salud gestacional reduciendo las posibilidades del desarrollo de preeclampsia (antes conocida como toxemia).
- Puede ayudar a prevenir el trabajo de parto prematuro.
¿Qué son los ácidos grasos Omega-3?
Los ácidos grasos Omega-3 con cruciales para el crecimiento y desarrollo humano pero estos no son sintetizados por el organismo, esto significa que deben obtenerse de las comidas, especialmente las de origen marino, los aceites (semillas de linaza) o mediante suplementos dietéticos. En términos técnicos los Omega-3 son «ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga» que se dividen en dos categorías: DHA y EPA. Las investigaciones indican que el EPA es importante promoviendo el desarrollo prenatal (así como durante la infancia temprana) del sistema cardiovascular; por su parte los DAH parecen recibir más atención de la comunidad científica en relación con la salud gestacional.
Los DHA son fundamentales en el desarrollo del cerebro; los mismos se acumulan en grandes cantidades durante el desarrollo infantil y los primeros años de vida de tu bebé; se trata de un componente extremadamente importante del sistema nervioso por lo que promueve el desarrollo neurológico, particularmente el relacionado con los ojos y las principales funciones cognitivas. Algunos estudios sugieren que los hijos de madres con altos niveles de ácidos grasos Omega-3 tendrán más posibilidades de alcanzar mayores capacidades cognitivas e incrementan su nivel de atención (un indicador no verbal de inteligencia durante la primera infancia). Tales efectos han sido medidos a los 4 años de edad lo cual avala los resultados a largo plazo del consumo de ácidos grasos Omega-3 durante el embarazo y la lactancia.
Los beneficios del DHA también incluyen la optimización del desarrollo de la retina. Un estudio evaluó a más de setenta mujeres y sus bebés entre 4 y 8 meses de edad; la investigación se centró en medir la agudeza visual y la capacidad de aprendizaje visual al enseñarle a los bebés dibujos de manera que se pudieran medir sus reacciones. Los resultados indican que los bebés cuyas madres tenían niveles elevados de DHA tuvieron mejor capacidad visual.
Por supuesto que los beneficios del Omega-3 no se limitan al desarrollo fetal y de la primera infancia. También las madres (y las futuras madres) se benefician del consumo regular de alimentos con Omega-3 ya que se ha demostrado que reduce el riesgo de complicaciones del embarazo como preeclampsia (antes conocida como toxemia) y reduce las probabilidades de sufrir de depresión puerperal; así mismo, los niveles elevados de Omega-3 disminuyen las posibilidades de trabajo de parto prematuro.
Alimentos con Omega 3 y Embarazo: Superando la Deficiencia Nutricional
Tanto una provisión importante de ácidos grasos Omega-3 acumulados en el organismo como una ingesta diaria rica en Omega-3 contribuyen a un embarazo saludable y un desarrollo fetal adecuado, de esto no hay duda. El Omega-3 se almacena en el organismo y el cerebro de la madre y sus beneficios nutricionales del Omega-3 incluido en la dieta pasan de la madre al bebé a través de la placenta durante el embarazo.
Sin embargo, durante la gestación la dieta no contiene suficientes ácidos grasos Omega-3 por lo que el bebé comenzará a expoliar tus reservas y puede causar una deficiencia a largo plazo de Omega-3 (lo cual podría afectar futuros embarazos) si no se reponen las reservas con una ingesta adecuada de Omega-3.
Por desgracia no todas las personas incluyen suficientes alimentos con Omega-3 en sus dietas, de hecho, las investigaciones indican que se trata de una de las principales deficiencias nutricionales debido al escaso consumo de productos del mar y otras fuentes de ácidos grasos Omega-3. No obstante, la buena noticia es que los niveles de ácidos grasos Omega-3 pueden recuperarse fácilmente mediante cambios puntuales en la dieta o el uso de suplementos. Distintas fuentes indican que una mujer embarazada debería tener una ingesta diaria de 250 mg de DHA, algo que en la actualidad pocas mujeres cumplen.
Una solución muy sencilla es comer más pescado, aunque con MUCHA PRECAUCIÓN ya que existen niveles elevados de contaminantes, especialmente mercurio en muchas especies de peces (en especial algunos tipos de atún, pez espada y en general los grandes depredadores del mar). En cuanto a la dieta durante el embarazo, la FDA ha sugerido límites sobre la cantidad segura de pescado que debería consumir una mujer embarazada a la semana ya que el mercurio es una toxina neurológica que puede lesionar el desarrollo del cerebro del bebé y causar defectos congénitos. Los niveles elevados de PCBs (Policlorobifenilos) que se encuentran en los salmones cultivados también se han asociado a defectos congénitos. El pescado crudo o a medio cocer está terminantemente prohibido debido a otras razones.
La otra buena noticia es que además de algunos tipos de frutos del mar seguros (cantidades moderadas de salmón, bacalao del pacífico y atún enlatado) hay otras fuentes dietéticas de Omega-3 que no contienen contaminantes ni mercurio. Los suplementos dietéticos modernos incluyen Omega-3 purificado (sin contaminantes) proveniente en parte de frutos del mar y en parte de aceite de linaza. Los suplementos de estos ácidos están diseñados específicamente para el embarazo y están certificados como libres de mercurio. Para las mujeres que amamantan, el Omega-3 Prenatal Puro (así como otras fuentes de Omega-3 puro) está ampliamente recomendado ya que estos ácidos grasos pasan directamente de la madre al bebé a través de la leche materna.
De alguna manera los ácidos grasos Omega-3 son como el nuevo ácido fólico. Se sabe desde hace tiempo que cuando se busca concebir o se está embarazada la dieta debe ser rica en vegetales de hojas verdes y otras fuentes de ácido fólico (incluyendo las vitaminas prenatales). En cuanto al Omega-3 sólo es cuestión de educar a las parejas sobre la importancia de este nutriente tan importante cuando de tener un bebé se trata. Una dieta rica en ácidos grasos Omega-3 puede convertirse muy pronto en la nueva clave para un embarazo saludable.
Para mayor información en relación con el Omega-3 y su importancia durante el período pregestacional y el embarazo no dudes en consultar con tu médico.
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